martes, 11 de octubre de 2011

Vida



Acallo las voces interiores,
bullen presurosas las fibras
cuando el hálito vital
escapa fugaz desde los labios,
y despierta el ánima en letargo.

Trepida el levante heraldo
con su luz prima canta a voces
has nacido para perfeccionarte;
más en mi mundo oscuro
toda su lucidez no la comprendo.

Solo encuentro el proposito
para estar donde estoy
el tiempo que decida
conciente de mi debilidad
mana prodiga la experiencia.

Cae el tiempo sobre sus pasos,
despacio, hora tras hora,
suave, minuto tras minuto,
seguro, segundo a segundo
Y despierta el ánima en letargo. 

Confronto mi pequeñez,
vacío mi mente arrogante
surge clara, vivaz, la idea,
hirbiendo desde la entraña
de la amada sabiduría. 

Muere al nacer el momento
exhalado en el aire a una
la existencia efimera y terrena
de nosotros que danzamos
en esta llanura de lágrimas.

Esta es tú única certeza:
nos conduces muerte carcelera;
a la vida con tu guía prodiga
entre tus suaves toques,
Y despierta el ánima en letargo.

Se convierte en destino
el toque de catarsis;
troca perfecta mi naturaleza
firme en la luz del ahora
Para la eternidad sin tiempo.

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